Hemos
llegado al conocido pueblo de las brujas de la provincia de Soria.
Testigo de ello es su extraño Mojón o Confesionario de las
Brujas, una roca que presenta una cruz grabada en la parte superior y un
orificio de lado a lado, y los llamados Pozos Airones, que la imaginería
trata de identificar con prácticas brujeriles. Y no estoy hablando
de leyendas fabulosas, sino de uno de los pocos focos de brujería
y aquelarres documentados por la Inquisición (en 1527) en España
y una tradición que otros tantos autores han recogido, como pone
de manifiesto Ángel Almazán en su (recomendable) obra "Por
tierras de Soria, La Rioja y Guadalajara".
Barahona se encuentra situada en la antigua calzada de Ocilis a Uxama, y que pasaba por Medinaceli, Romanillos, Barahona, Bordecorex y Berlanga, cruzando el Duero por Vadorey. Cerca de Barahona y Alpanseque se encontró en 1916 una necrópolis celta con trescientas tumbas y huellas de un campamento romano. También cerca de Barahona, tierra de Arévacos, se hallaron restos metálicos celtíberos. Estamos por tanto en una zona de antiguos pobladores, propicia al mantenimiento de antiguos ritos y ceremonias que fácilmente se pueden identificar como brujeriles (especialmente a la vista de la Inquisición del siglo XVI).
En el Madoz leemos que ...[hay] una dilatada llanura de una legua de circunferencia, llamada el Campo de las Brujas, sin que se sepa el origen de esta denominación; también se cree que dentro de los límites jurisdiccionales, hubo una colonia romana, de lo cual dan suficiente testimonio las ruinas y objetos arqueológicos que diariamente se hallan al practicar las operaciones agrícolas: en 1836 encontró un labrador, muchas urnas cinerarias de barro y de plomo, lanzas y dagas de figura singular y caprichosa, la vaina de una espada cuya hoja debía ser de 3 pulgadas de ancho y media de grueso, y algunas lápidas sepulcrales, en una de las que se lee la siguiente inscripción: VELUM CUM VIRIATO MAGNA EX PARTE COOFECT. APP. FAB. L.P.R. CARUS SUIS. H.S.E.
El
cerro del castillo, situado próximo a la población, contiene
sus restos, apenas apreciables. En este montículo localizó
además Blas Taracena fragmentos de cerámica roja celtíbera
y monedas senatoriales e ibéricas. Madoz
indica que ...en la cúspide de la mencionada colina, se ven
las ruinas de un antiguo castillo que la tradición atribuye a la
época de la dominación de los romanos, pero que con más
fundamento puede creerse correspondiente a la de los godos; en 1820 se
descubrió la puerta de un subterráneo que debía tener
comunicación con la fortaleza, pero la ignorancia y preocupación
del vulgo obligó a tapiarla.
En el 975, el conde García, junto con Sancho de Pamplona y Ramiro de León, ponen sitio a Gormaz. Galib acude al rescate e instala su campamento en Barahona el sábado 7 del xaaban, en la ladera del castillo, a la espera de sus rezagados, para luego avanzar hacia Berlanga y Recuerda y levantar el sitio cristiano. Una vez vencidos, los combates y escaramuzas en la llanura se sucedieron durante más de un mes, controlando sus tropas Galib desde el campamento de Barahona, que se instaló el domingo 8 de ramadhan.
En las
proximidades de Barahona encontramos algunos restos de antiguas construcciones.
Así, en el paraje de El Torrejón, desde el que se contempla
una amplia vista de la llanura (muy alta, más de 1100 metros),
se encuentran los restos de lo que pudiera ser una atalaya
o torreón
de planta rectangular de 7m de largo por 4,5 de ancho y 2 metros de alto,
según describe Guillermo
García, como un montón de piedras de forma confusa. 
También
en el paraje conocido como Nava
de la Torre, en la calzada entre Barahona y Bordecorex,
aparecen las ruinas de un torreón de planta circular y que conserva
cierta altura todavía. Próximo a la población encontraremos,
en los corrales de la Torrecilla, los restos de otra atalaya de unos 4,5
metros de diámetro, muros de 1,5m y una altura de 3,70m, que conectaba
visualmente con Barahona y el cerro Lutero de Bordecorex,
identificada por Pilar
LLull, Mario Huete y Jesús Molina. También en las proximidades
de la población indica Guillermo García que se encontraron
restos metálicos celtíberos, que fueron expoliados por traficantes
furtivos de antigüedades hace algunos años.
Aquí se sitúa la leyenda de la Varona, que cuenta, en una de sus versiones, como Alfonso VI se confabuló con la aguerrida María Pérez, la Varona, y con el Cid, para humillar a Alfonso I de Aragón (El Batallador), que quería medir fuerzas con el Cid. El rey aragonés fue vencido, pero no por el Cid, sino por María Pérez disfrazada. Por eso el rey castellano la regaló un valioso anillo y el título de Varona, de donde dice proceder el nombre del pueblo, situado en el mismo lugar que se produjo el encuentro. En otra versión se dice que participó en una batalla entre castellanos y aragoneses en Barahona, y que luchó y venció al propio rey aragonés.
La
población de Barahona, que a sus 1137 metros de altura es por cierto
divisoria de aguas entre el Duero, el Ebro y el Tajo, cuenta con una iglesia
dedicada a San Miguel, que contiene una inscripción que recuerda
que Felipe V oyó allí misa el 22 de agosto de 1710, y un
órgano barroco. El topónimo Barahona, que se supone de origen
ibérico (en vasco bara=arbol, monte; y ona=bueno),
se encuentra también y está documentado en la diócesis
de Calahorra (La Rioja) en 1257, según Eleuterio
Carracedo Arroyo.
